Aprovechar el agua de lluvia

16.01.2013
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Cosechar agua de lluvia es un gesto de sostenibilidad.

Los barriles llenos de agua de lluvia permiten regar el jardín, llenar la cisterna del baño o suministrar agua al lavavajillas

Cosechar el agua de lluvia es una inteligente y antiquísima práctica que en nuestros días todavía no es frecuente. Sin embargo, el cambio climático nos situará en escenarios donde las sequías y las lluvias torrenciales podrán alternarse. Las casas que estén equipadas con un sistema más o menos simple de recogida de la lluvia podrán ahorrar en la factura, soportar las probables restricciones en el suministro de agua durante el verano y hacer un uso sostenible de un recurso limitado.

Los barriles llenos de agua de lluvia permiten regar el jardín, llenar la cisterna del baño o suministrar agua al lavavajillas. Por otra parte, el aprovechamiento del agua de lluvia ayuda a conservar las reservas de los acuíferos.

El sistema más completo y eficiente consta de un gran depósito subterráneo que está conectado a la instalación de fontanería de la casa, pero unos simples barriles de plástico pueden conservar una cantidad interesante de agua para usos muy diversos.

Elegir lugar y depósito

El primer paso consiste en elegir el lugar para instalar el depósito o depósitos. Lo normal es colocarlo debajo de un desagüe procedente o bien del tejado o bien de la terraza, si es posible en la cara orientada hacia norte para que no se caliente con la energía del sol. Hay que fijarlo muy bien sobre una superficie perfectamente plana. Por ejemplo, podemos colocarlo sobre un par de bloques de hormigón.

Hay que considerar la estética. En el mercado hay depósitos con forma de aljibe de cerámica o de barril de madera. Otros aspectos son la capacidad y el presupuesto. Se considera que, para recoger menos de 4.000 litros, el material preferible es el polietileno. Por otra parte, debe ser opaco para inhibir el crecimiento de algas.

Los que más frecuentemente se instalan sobre el suelo o en terrazas contienen unos 250 litros de agua y cuestan en torno a los 100 euros. La opción más barata es dirigirse a fábricas de productos alimentarios –yogures, bollería…– y pedir algunos de los depósitos donde reciben los ingredientes.

Si se desea enterrar el depósito, hay que comentarlo con el proveedor porque necesita refuerzos para soportar las dilataciones y contracciones del terreno debidas a los cambios estacionales de temperatura.

En solo una hora de lluvia con intensidad media, se puede llenar el depósito con la capacidad mencionada. Para recoger cantidades mayores, simplemente hay que conectar barriles nuevos mediante tubos.

La opción más barata es dirigirse a fábricas de productos alimentarios –yogures, bollería…– y pedir algunos de los depósitos donde reciben los ingredientes

Existen varias fórmulas para estimar el tamaño del depósito si se desea maximizar el aprovechamiento: cada 2,5 cm de lluvia sobre un tejado de 100 m2 representa unos 2.400 litros de agua, o más sencillo, cada milímetro de lluvia sobre un metro cuadrado de superficie deja un litro de agua. Según el tamaño del depósito que deseemos colocar o el volumen de necesidades que deseamos cubrir, diseñaremos el sistema para recoger todo el agua que corra por el tejado o sólo una parte.

Para conducir el agua hasta el barril o barriles, es necesario modificar el bajante, bien alargándolo o bien acortándolo y haciéndolo entrar en el depósito. En las ferreterías se encuentra todo el material necesario. Los canales de desagüe de plástico son los más fáciles de manipular.

Filtro de entrada

Es importante que el agua almacenada se mantenga limpia. Para ello se puede colocar una rejilla metálica en la parte alta del bajante, en el tejado, para que retenga las hojas, y un filtro en la entrada del depósito.

Para elaborar este filtro, cuya misión es evitar que el depósito se convierta en un nido de mosquitos y otros insectos, se puede cortar con una sierra caladora la parte superior de un cubo de pintura de 10 litros, de manera que obtendremos un cilindro de unos 12 cm de altura. En la tapa se practica un corte a la medida de la salida del desagüe, que se encastará unos cuantos centímetros. La parte abierta del filtro se introducirá unos dos centímetros en un agujero del mismo diámetro, practicado en la tapa del depósito. Dentro del cilindro dispondremos una malla fina de nailon, que sólo dejará pasar el agua. Después de cada tormenta, sólo habrá que quitar la tapa del filtro y limpiar la red.[pagebreak]

A unos 5 cm del fondo del depósito, practicaremos un agujero de unos 2 cm de diámetro donde instalaremos el grifo de vaciado. Puede estar dotado de una rosca para manguera. Existen barriles que ya llevan incorporada la salida de agua.

Instalando además una sencilla bomba eléctrica y las conducciones necesarias, se puede llevar el agua desde el depósito a la cisterna del baño o la lavadora. Así se evita el despilfarro innecesario de agua potable.

Por otra parte, en la parte alta del depósito, hay que hacer otro orificio donde se acoplará un tubo que conecte con el desagüe general. Por ahí rebosará el agua cuando el depósito esté lleno.

Existen depósitos pluviales que incorporan el filtro, la bomba –específica para el agua de lluvia y de alta eficiencia energética– así como el grifo y la salida de rebosamiento.

Para qué podemos utilizar el agua

Es un agua ideal para el riesgo de plantas y huertos porque no contiene cloro y es blanda, con pocas sales minerales.

Puede utilizarse para la limpieza de la casa o de coches. Como es un agua blanda, hace falta una cantidad menor de detergentes.

También es útil para ducharse en verano o construir fuentes refrescantes.

Incluso puede beberse. Solo hace falta tratar el agua con un sistema de potabilización (es una obligación legal). El basado en la ósmosis inversa ofrece una calidad excelente y un precio asequible. Otros sistemas son la destilación (en verano puede recurrirse al sol como fuente de energía limpia y gratuita) y los filtros cerámicos. Si se considera la posibilidad de beber el agua que hemos recogido, el depósito debe estar diseñado para contener alimentos, porque el interior viene adecuadamente tratado.

 

Cómo cuidar y filtrar el agua

Residuos contaminantes. Con el agua de lluvia pueden acumularse excrementos de aves, restos de animales muertos, metales pesados y otras partículas contaminantes, sobre todo si la recolecta se hace en la ciudad. Es importante saberlo para dotar el barril con un buen filtro. Por otra parte, hay que realizar un mantenimiento periódico. El depósito tiene que poder abrirse para que pueda ser limpiado fácilmente.
Qué hacer con la primera lluvia. El filtro entre el bajante y el depósito permite retener la suciedad de la primera lluvia con toda la suciedad del tejado después de una temporada seca. También se puede desviar la primera lluvia hacia el desagüe general, sin pasar por el depósito. Una manera de obtener el agua más limpia del depósito es instalar un flotador para sostener la manguera que sacará el agua unos centímetros por debajo de la superficie.
¿Y si hiela? En los climas fríos, hay que tener en cuenta la posible congelación del tanque. Por eso, en invierno, debe quedar siempre libre el diez por ciento de la capacidad. Para ello se colocará la salida de rebosamiento a la altura apropiada.
¿Afecta esta recogida a los acuíferos? La lluvia se filtra a través de la tierra y renueva los acuíferos. Si se capta el agua de lluvia y se desvía directamente a los colectores municipales, el ciclo del agua puede verse afectado. En cambio, si la lluvia cosechada se emplea para regar regulamente, se contribuye a la estabilización de los ríos y proporciona una recarga sostenida de los acuíferos. Los jardineros debieran ser los principales promotores de los depósitos de agua pluvial, sobre todo en los climas templados y secos.