Cornejo, el secreto de la espesura

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Arbustos como el cornejo son de vital importancia ya que favorecen todo tipo de intercambios entre el mundo del bosque y el paisaje campestre.

IGNACIO ABELLA

En el mito griego, cuando Tiresias sorprende a Atenea bañándose desnuda en la fuente Hipocrene, la diosa, enfurecida, lo ciega al instante. Después, arrepentida por su crueldad, le concede maravillosos dones, entre ellos, un báculo de cornejo con el cual podía caminar con la misma facilidad que si viera. Asimismo, le concedió el don de la profecía, una vida más larga que la del común de los mortales y el poder de conservar sus dones en los Infiernos.

El cornejo está relacionado en muchas tradiciones con la brujería o la adivinación. Cuenta la leyenda que fue un venablo de cornejo lanzado por Rómulo el que decidió el emplazamiento de Roma, y hasta tiempos de Calígula, el Palatino conservó un cornejo sagrado, al parecer, el lanzado por Rómulo que había echado raíces. Plutarco añade que cuando un vecino pensaba que el arbusto necesitaba riego, daba la voz de alarma, y desde todas partes de Roma se acercaba una muchedumbre con cubos de agua para aplacar su sed.

Las bayas sirven de alimento a muchos pájaros y la fecundación de sus flores la realizan las abejas

Tal era la importancia del cornejo entre los antiguos latinos, que la señal de declaración de guerra era el lanzamiento de un dardo de este arbusto.

En el País Vasco y Navarra era un árbol maldito. De hecho, se creía que con sus varas se había golpeado a Jesucristo. En Las Améscoas (Navarra), se dice que si se pega a una vaca con una vara de cornejo se le cae todo el pelo, y en algunas comarcas de Aragón y Cataluña se pensaba que los animales golpeados con este arbusto orinaban sangre.

Pese a esa mala fama, es excelente para cayados y se ha empleado mucho con este fin entre los pastores de todo el norte de la Península, donde abunda.

Rama roja, fruto negro

Entre los habitantes de los setos, los linderos y las espesuras, el cornejo es uno de los arbustos más frecuentes y vistosos, especialmente en invierno, cuando sus ramas finas, de rojo vivo, y sus frutos negros resplandecen en la fronda desnuda. Las bayas sirven de alimento a muchos pájaros y la fecundación de sus flores la realizan las abejas. Rebrota muy bien de cepa y crece rápidamente, incluso en condiciones muy adversas, como en plena umbría. Crece en formaciones apretadas empleadas para el cierre y deslinde de fincas, y crea impenetrables espesuras donde crían y se esconden muchos animales silvestres.

Arbustos como el cornejo son de vital importancia ya que favorecen todo tipo de intercambios entre el mundo del bosque y el paisaje campestre. En estos ecosistemas, la diversidad es esencial para asegurar la vitalidad de los sistemas y la supervivencia de un gran número de animales que dependen de la disponibilidad de frutos y refugios.

Por esto, cuando se planta un nuevo seto es preciso pensar en sus múltiples funciones protectoras. Los arbustos como el cornejo aseguran el efecto multifuncional de las barreras arboladas, y además, en este caso, tiene la ventaja de que se reproduce con facilidad.

La dispersión más eficaz de la semilla la hacen los propios pájaros, pero si queremos sembrarlo, debemos recoger los frutos en otoño agitando las ramas para que caigan al suelo.
Cada fruto tiene una o dos semillas, y se siembra bien entero o bien la semilla separada de la pulpa, en otoño o primavera (en éste último caso siempre a semilla desnuda). Germina en la primera o segunda primavera.

Otros usos

Las ramas nuevas, muy flexibles, se usaron en cestería. Las varas son muy resistentes y la madera muy dura, apropiada para tornear y para hacer todo tipo de mangos, horcas, cayados, mazos, cuñas, clavijas…

Se utilizó, también, para dientes de engranajes y cojinetes de maquinarias antiguas, y para las lanzaderas de telar por su gran resistencia al desgaste.

A diferencia de su pariente, el Cornus mas, cuyos frutos son comestibles, los de este cornejo (Cornus sanguínea) tienen cierta toxicidad para el hombre. Antiguamente se consideraba que los frutos y la corteza tenían efectos febrífugos e, incluso, se utilizó contra la rabia.