Cuida los dientes de los niños desde el primer día

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El primer dientecito que le sale al bebé ya requiere el cepillado habitual con una pasta dentífrica especialmente formulada. Los dentífricos adultos resultan demasiado agresivos, pero no todos los infantiles se pueden utilizar con completa seguridad.

La incidencia de la caries infantil en España se ha ido reduciendo en los últimos años. La mejora en las estadísticas se atribuye al uso de pastas dentífricas fluoradas, al consumo de sales fluoradas en las cocinas y a los hábitos higiénicos. 

Sin embargo los casos de caries infantil son aún demasiados, más de los que la Organización Mundial de la Salud considera deseables para un país europeo. Más del 60% de los niños de 6 años de edad o más tienen caries y no son extraños los casos de niños más pequeños a los que se debe empastar o extraer un diente de leche afectado por la caries. 

Entre los más pequeños, el hábito de ir bebiendo durante todo el día pequeñas cantidades de zumo del biberón o de las tazas infantiles, y cuando son un poco más mayores, la afición a los refrescos azucarados y a las golosinas, junto con una higiene deficiente y falta de rigor en las visitas al dentista, puede arruinar rápidamente la dentadura.

Lo peor es que muchos padres creen, en el caso de los más pequeños, que no hace falta tratar los dientes de leche, pues finalmente se van a caer. Así ponen en peligro también la salud de los dientes permanentes. Además una dentadura de leche sana es importante para poder morder y masticar correctamente, para el desarrollo del habla y para conservar en buen estado los que van a ser dientes permanentes.

Por otra parte, los padres tampoco saben lo fácil que es transmitir su caries a los hijos. Para evitar el traspaso es conveniente que los futuros padres se saneen la dentadura antes del nacimiento del niño y que después no se metan en la boca objetos y utensilios -chupetes, cucharas...- que deba usar el pequeño. Finalmente los padres deben cepillar los dientes del bebé en cuanto aparecen.

Aprender el hábito de limpiarse los dientes tres veces al día es un proceso lento. Hasta los 3 años los padres deben hacerlo todo. A partir de esa edad la mayoría de niños ya saben sostener correctamente el cepillo y limpian las superficies de masticación. Los padres deben completar la higiene. A partir de los cuatro años son más habilidosos y pueden cepillarse las caras exteriores de los dientes. A partir de los cinco o seis años consiguen limpiar las zonas interiores.

Los ingredientes de la pasta

Otra responsabilidad de los padres es elegir una buena pasta de dientes infantil, teniendo en cuenta que un dentífrico puede no ser recomendable tanto por lo que contiene como por lo que le falta.
• Entre los ingredientes que sobran se encuentran los polietilenglicoles y derivados, reconocibles porque su nombre incluye el prefijo PEG- o el sufijo -eth. Su problema es que hacen la mucosa de la boca más permeable y favorecen la entrada en el cuerpo de otras sustancias perjudiciales.

• El agresivo agente espumante Sodium laurylsulfate puede encontrarse en las pastas infantiles aunque puede irritar sus sensibles mucosas. Puede atacar las encías y hacer que los dientes sean más vulnerables a la caries.

• No son necesarias las sustancias aromáticas -como cinnamal, citral- aunque sean naturales, porque tienen un alto poder alergizante.

• Algunas pastas infantiles recurren a colorantes que son compuestos orgánicos halogenados alergizantes y en algunos casos, cancerígenos.

• Algunos fabricantes no resisten la tentación de incluir azúcares entre los ingredientes de la pasta para que resulte más atractiva a los niños, aunque favorezca el desarrollo de las caries que se tratan de evitar. Uno de estos azúcares es la maltodextrina, un alimento perfecto para las bacterias orales.

• Es comprensible fijarse en las pastas de dientes que se promocionan como naturales. Para comprobar cuánto lo son, conviene fijarse en si contiene alguno de los ingredientes sospechosos mencionados, así como alguno realmente natural y beneficioso para la salud oral como arcilla blanca, glicerina, mirra, própolis y aceites esenciales (árbol de té, limón o equinácea, por ejemplo).

• El uso de flúor en las pastas divide la opinión de los expertos, sin embargo parece que el pulso lo van ganando sus defensores, que alegan su capacidad para fortalecer el esmalte. No obstante, muchos odontólogos bioenergéticos recomiendan que el dentífrico no contenga flúor. En cualquier caso, si se elige una pasta con flúor, su proporción debe ser mínima mientras duren los dientes de leche: unos 500 mg de flúor por kilogramo de pasta. Hay que tener en cuenta que demasiado flúor puede producir manchas blancas en el esmalte de los pequeños dientes. Cuando aparecen las piezas permanentes se puede pasar a una pasta con un contenido mayor.

Sellado y otras medidas preventivas

• La caries en los niños suele comenzar por el primer molar permanente. Para prevenir su aparición y garantizar la conservación de esta pieza dental durante toda la vida se está convirtiendo en un procedimiento habitual el sellado de las fisuras y surcos con una resina. Los odontólogos recomiendan hacerlo un par de meses después de que haya salido este primer molar, algo que ocurre en torno a los 5 años de edad.

• Conviene que a los 3 años el niño no utilice biberones ni tazas de succión infantiles, pues existe una denominada caries del biberón. Además el chupete puede alterar el desarrollo facial.

• Entre los 3 y 5 años, es importante que los niños cepillen sus dientes 3 veces al día, siempre supervisados por un adulto. A esta edad es posible incorporar pasta dental al cepillo en pequeñas cantidades, siempre y cuando el niño comprenda que no debe tragarla.

• Para lograr que el cepillado de dientes sea eficaz es prioritario establecer horarios para las comidas, evitando tomar golosinas o bebidas dulces entre el almuerzo y la merienda y especialmente después de la cena.

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