Electricidad solar ¡para toda Europa!

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Existe un proyecto para producir en África la energía limpia que necesitamos en nuestro continente.

Energía termosolar en España. / GREENPEACE

En 2005, Greenpeace presentaba un estudio titulado Renovables 2050: un informe sobre el potencial de las energías renovables en la España peninsular según el cual la capacidad de generación de electricidad con fuentes renovables en el territorio peninsular español multiplicaría 56 veces la demanda de electricidad proyectada a mediados de siglo. Y solo con centrales solares termoeléctricas se podría cubrir 35 veces la demanda eléctrica total. “Utopías ecologistas”, dirán muchos, pero el estudio lo llevó a cabo el Instituto Tecnológico de la Universidad de Comillas.

Que esta energía es algo más que una promesa lo indica el proyecto impulsado por Bruselas, actualmente en estudio, para producir electricidad a gran escala y para toda Europa con paneles termosolares y, en menor medida, fotovoltaicos desplegados... ¡en el Sáhara!

Según el Instituto para la Energía de la Comisión Europea, un pequeño rectángulo del gran desierto norteafricano más pequeño que Navarra sería suficiente para generar toda la electricidad que necesita la Unión.

“Con un trozo del Sáhara, se podría satisfacer gran parte de nuestras necesidades de energía, aunque queda por resolver el problema de las redes eléctricas”, explica Luis Crespo, presidente de ESTELA (European Solar Thermal Electricity Association) y representante del sector solar termoeléctrico español, uno de los más pujantes y competitivos del mundo.

En efecto, no será nada fácil transportar enormes cantidades de electricidad a través del Mediterráneo y de media Europa, aunque no tanto por las dificultades técnicas –ya existe un cable eléctrico de alto voltaje en el lecho del estrecho de Gibraltar, por ejemplo–, sino por las muchas trabas administrativas y por el elevado coste económico. El Plan Sáhara cuenta con el apoyo de España, Francia y el Reino Unido y podría servir no solo a la economía o a los compromisos climáticos de Europa sino, también, al  desarrollo de países como Argelia, Marruecos o una eventual República saharaui independiente.