La hora de la acupuntura

10.4.2014
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La acupuntura ha demostrado su eficacia a través de la prueba de los siglos y con estudios científicos. La milenaria terapia ha conquistado su lugar en la medicina actual.

Pilar, de 38 años y con una enfermedad reumática que le estaba deformando las articulaciones y torturando con el dolor, encontró en la acupuntura el alivio que no le había procurado la cortisona.

Ángela pudó soportar los efectos secundarios de la quimioterapia y la radioterapia.

Álex y Daniela evitaron el tratamiento de fecundidad.

Podría escribirse una lista infinita de éxitos de la acupuntura. Según una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios, nueve de cada diez pacientes quedan satisfechos y siete recomendarían la acupuntura a un amigo o un familiar.  

Si alguien está pensando que una cosa es lo que dice la gente y otra cosa lo que pruebe la ciencia, debe saber que la Organización Mundial de la Salud enumera 31 enfermedades –incluyendo dolor de espalda, ansiedad, artritis o hipertensión– para las cuales la acupuntura es un tratamiento apropiado y de efecto demostrado.

Son Young Do es un acupuntor coreano que trabaja desde hace más de 20 años en Barcelona. Nos explica que a su despacho llegan pacientes enviados por traumatólogos y otros especialistas de la medicina convencional. Afirma que la acupuntura resulta especialmente eficaz en el tratamiento del lumbago, el dolor en las articulaciones, las contracturas y el insomnio, así como en problemas graves de todo tipo. Por ejemplo, ha tratado a una niña de siete años con parálisis cerebral y la familia ha comprobado cómo se reducía la frecuencia y la intensidad de las convulsiones y otros síntomas.

Casi 3.000 años de historia

La acupuntura, que cuenta con más de 2.500 años de historia documentada, se atreve con cualquier trastorno porque la medicina china atesora sabiduría sobre el ser humano. Se basa en la existencia de una red de 14 meridianos por donde fluye la energía vital o chi, conectando los órganos y los sistemas fisiológicos del cuerpo. 

De acuerdo con esta teoría, los desequilibrios entre los aspectos opuestos yin –femino, frío, receptivo– y yang –masculino, caliente, dominante– dificultan el flujo de chi y provocan enfermedades. La acupuntura, como la terapia con plantas medicinales, los masajes, el chi kung o los cambios en la dieta y en el estilo de vida, persigue restaurar la armonía entre yin y yang y, en consecuencia, la circulación saludable del chi.

Acupuntores en los hospitales

Aunque la acupuntura se basa en una visión de la salud y la enfermedad totalmente ajena a la occidental, se está introduciendo silenciosamente en las unidades del dolor de los centros públicos. El Hospital Virgen del Rocío de Sevilla fue pionero hace ya 24 años. Actualmente son decenas los que cuentan con un médico acupuntor.

Gustavo Baena, estomatólogo del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, reconoce que “la acupuntura funciona” y que el método diagnóstico chino, basado en la historia clínica y el examen de la lengua o el pulso, “ofrece información sobre el paciente que en occidente pasamos por alto”.

En los centros de vanguardia y referencia también se está haciendo un lugar. Josep Baselga, uno de los oncólogos más reconocidos en España y el mundo, introdujo la acupuntura en el instituto que lleva su nombre de la clínica privada Quirón de Barcelona. La misión de Wen Hsiu Hu es mejorar la calidad de vida de los enfermos de cáncer reduciendo el dolor, así como los efectos secundarios de la quimioterapia y la radioterapia. Gracias a las agujas, los enfermos vuelven a descansar y a dormir, recuperando energía para continuar la lucha contra la enfermedad. 

Hsi Hu está convencida de que sus cuidados no son únicamente paliativos, sino que influyen en la evolución del paciente. “Además de reducir las molestias, la acupuntura ofrece apoyo al organismo para que pueda frenar el desarrollo del cáncer o evitar su reaparición”, asegura.  

Otras de las especialidades de Wen Hsiu Hu es el tratamiento de la infertilidad. Parejas que han ido a su consulta han podido evitar los tratamientos convencionales o han multiplicado sus probabilidades de éxito. Los estudios científicos confirman esta indicación de la acupuntura. Una investigación realizada por la ginecóloga Caroline Smith, del Hospital de Mujeres y Niños de la Universidad de Adelaida (Australia), halló que las sesiones semanales doblaban la tasa de óvulos fecundados en laboratorio que se implantaban en el útero. 

El laberinto científico

La base de datos Pubmed cuenta en el momento de la publicación de este artículo con 20.474 estudios sobre la eficacia de la acupunturaDesde que comenzó a extenderse por Europa y América en la década de 1970, el objetivo de los investigadores ha sido descubrir las indicaciones de esta terapia oriental, así como los mecanismos fisiológicos que pudieran explicar sus efectos. Algunos estudios han mostrado que las agujas estimulan la segregación de endorfinas y hormona oxitocina, sustancias que son fabricadas por el propio cuerpo y que funcionan como analgésicos. Otros sugieren que actúan sobre zonas concretas del cerebro implicadas en la percepción del dolor y que mejoran la circulación sanguínea.

Por supuesto, todavía no existen estudios científicos que expliquen la acupuntura en sus propios términos, es decir, en base a la red de meridianos energéticos, la energía chi y las fuerzas complementarias yin y yang.   

Preguntas y respuestas

¿La acupuntura hace daño?
Asociamos las agujas con las inyecciones dolorosas, pero las empleadas en acupuntura son extremadamente finas –como un cabello– y en general no llegan a producir dolor. Las sensaciones dependen de la sensibilidad individual, de los puntos y de la técnica empleada por el acupuntor. Es posible que produzcan sensación de cosquilleo o calambre. También puede aparecer una gota de sangre. El número de agujas empleadas –de una a más de 30– depende del diagnóstico y puede variar de sesión a sesión.

¿Causa efectos secundarios?
Los acupuntores han recibido la formación necesaria para que los pacientes no corran ningún riesgo con las inserciones. Si no se conoce el origen de los síntomas, es recomendable acudir a un médico licenciado para que realice un diagnóstico, pues es posible que la acupuntura produzca una mejoría y se retrase el tratamiento de un problema grave que pase desapercibido. 

¿Cuánto cuesta?
La media de una consulta se sitúa entre los 30 y los 60 euros. Si se están recibiendo atenciones en un hospital de la seguridad social se puede preguntar al médico si el centro dispone de un acupuntor para el tratamiento del dolor. Algunos seguros médicos privados incluyen a médicos acupuntores en su oferta de servicios. 

¿Cuánto dura?
La primera consulta puede durar más de una hora. Las sesiones de acupuntura duran entre 20 minutos y media hora. El número y la frecuencia de sesiones depende del diagnóstico. Puede variar de una a tres veces por semana hasta una mensual. 

¿Es un tratamiento completo?
El terapeuta puede aplicar también masajes, calor y ventosas sobre los puntos. Puede recomendar cambios en la dieta y en el estilo de vida, plantas medicinales o la realización de ejercicios físicos.

¿Cómo es la primera consulta?
El terapeuta observa las características del paciente y realiza preguntas para determinar cuáles son  sus desequilibrios. Puede examinar con especial detenimiento las manos y la lengua, y le tomará los pulsos.

¿Cómo se encuentra un buen acupuntor?  
Los médicos acupuntores son licenciados universitarios que han recibido una formación adicional en medicina china, acupuntura y moxibustión. La mayoría defiende que son los únicos capacitados para realizar los tratamientos. Los colegios de médicos provinciales facilitan el contacto con los médicos acupuntores. También se pueden encontrar a través de la página web de la Asociación Española de Médicos Naturistas, seleccionando la provincia y la especialidad acupuntura. Por otra parte, existen diplomados en acupuntura por las escuelas españolas homologadas por las federaciones de profesionales de las terapias naturales. Y los formados en escuelas orientales –en China o Corea, por ejemplo– pueden atesorar varios años de formación intensiva. Algunos practicantes orientales  pertenecen a estirpes de sanadores tradicionales con siglos de experiencia acumulada.