Las conducciones del agua en una casa ecológica

14.3.2013
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Existe opciones menos contaminantes tanto en la instalación interior como en la exterior. 

En los edificios con más de 30 años el agua circula por tuberías de plomo, un metal que perjudica gravemente las neuronas. Los estudios realizados indican que el plomo es responsable de un desarrollo alterado del sistema nervioso y de la inteligencia de los niños que han sido expuestos. En las últimas décadas se ha sustituido por el cobre, pero las soldaduras contienen aún el metal venenoso, que puede seguir contaminando el agua.

Los materiales más recomendables para las canalizaciones interiores son los plásticos polietileno y polipropileno. Las ventajas son numerosas: resisten con más eficacia el paso de cualquier tipo de agua, duran más –unos 50 años–, se pueden reciclar y no es necesario utilizar soldaduras ni colas tóxicas para su instalación. El acero es una opción más limpia, pero es caro y su producción implica un gran gasto energético y de recursos naturales.

 

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Una vez utilizada, el agua se va por los desagües de cloruro de polivinilo (PVC), el plástico derivado de la química del cloro que resulta perjudicial para la salud y el medio ambiente durante todo su ciclo de vida. Además, se rompe fácilmente, dura poco y favorece los ruidos. Pero a pesar de todos esos inconvenientes, el PVC se ha impuesto debido a su precio reducido. Respecto a los desagües exteriores, hay que decir que muchas casas están equipadas con desagües de fibrocemento con asbesto (amianto), un material cancerígeno que pasa al agua.

Las canalizaciones exteriores más aconsejables son las de cerámica o de hormigón centrifugado. Son materiales pétreos inertes que causan menos daños ambientales a lo largo de su ciclo de vida que los plásticos.