Las enseñanzas del Universo

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El despliegue del Universo a lo largo de 14 mil millones de años expresa unos principios que pueden servir de orientaciones vitales.

Estamos hechos de la misma esencia que el Cosmos y poseemos su mismo potencial.

Nebulosa Ojo de Gato

Los verdaderos científicos están menos interesados en demostrar lo que saben acerca del Universo que en aprender de este. Los procesos energéticos que explican el comportamiento de las estrellas, los planetas, los huracanes o los seres vivos pueden ser interpretados como la expresión de leyes o principios con carácter filosófico, espiritual o incluso ético.

A medidados del siglo XX, Hans Bethe vislumbró los intrincados procesos por los que se forjaban en las estrellas todos los elementos del cosmos. Mientras estudiaba las nuevas ecuaciones que había formulado, lo comprendió todo: la piel de sus manos, el lápiz con que escribía, la materia prima de su propio cerebro e incluso sus pensamientos, su conciencia, estaban constituidos por los mismos elementos que las estrellas.

Esta revelación quizá estuvo detrás de que abandonara las investigaciones sobre armas atómicas y se convirtiera en un pacifista, reorientando sus investigaciones hacia la física teórica básica, es decir, a la pura comprensión. En 1967 se le concedió el Premio Nobel por su descubrimiento de la nucleosíntesis estelar.

Hay que reinventar lo humano como parte del nuevo relato cósmico

Los hallazgos científicos en física, astronomía, biología, geología, paleontología o termodinámica han ido revelando los planes secretos de la existencia humana. El conocimiento sobre quiénes somos se levanta hoy sobre fundamentos sólidos que están provocando un cambio sobre la conciencia humana a nivel planetario. 

Según el matemático y cosmólogo Brian Swimme, autor de El Universo es un dragón verde y de La Historia del Universo, los retos actuales de la humanidad, como la guerra, las enfermedades, la desigualdad, el cambio climático o la pérdida dramática de biodiversidad, no se van a enfrentar con éxito sin “reinventar lo humano como parte del nuevo relato cósmico”. ¿Cuáles son las enseñanzas del Cosmos? 

Detrás de ti hay un misterio

El concepto de continuidad no es a menudo bien entendido pese a su larga tradición filosófica. Los griegos llamaban ápeiron al reino de la pura potencialidad, a la trama o fuente que subyace a todas las formas y seres, pero que no puede ser definido. Anaximandro designó así a la sustancia infinita, indeterminada, exenta de cualidad, que se halla en eterno movimiento, y del que todo sale y al que todo vuelve.

Se corresponde exactamente con los conceptos orientales del chi en China o de praktiki en la India. Algunos científicos identifican esta trama primordial con el vacío cuántico de la física elemental de partículas. La sorprendente noción de vacío cuántico fue propuesta científicamente por primera vez en la década de 1920 y se demostró expererimentalmente en la de 1940.

Ahora sabemos que existe una omnipresente realidad donde se origina espontáneamente una incesante corriente de partículas y antipartículas que se aniquilan mutuamente mientras desaparecen de nuevo en el vacío cuántico. Describir con palabras la naturaleza de este vacío es difícil. Afirmar que es “la nada” es cierto en el sentido de que no es el reino de los objetos materiales, pero no explica “lo que es”. Definirlo como una continuidad añade el significado de dominio repleto de conexiones sutiles que está en el origen de todos los seres y cosas.

De dónde vienes y a dónde vas

Una de las leyes cosmológicas primordiales es el centramiento. El Universo entero se centra en sí mismo para dar lugar, a través del tiempo, a la existencia de cada molécula, cada bacteria, cada animal, cada planta, cada planeta, cada galaxia o a cada persona. No existe cosa alguna que no tenga detrás la historia entera del Universo. Si pensamos en un ser humano, vemos que procede de su padre y de su madre, que a su vez provienen de cuatro abuelos. Toda la información genética aportada por los ancestros se halla comprimida en el núcleo de cada célula del cuerpo actual.

Si retrocedemos en el tiempo hasta el primer vertebrado, comprobamos que nuestros pulmones deben su existencia a la vida de un pez determinado, hace cientos de millones de años. El proceso de construcción de los pulmones a lo largo de todo este tiempo se reproduce a toda velocidad durante la gestación de cada individuo. Lo mismo se puede decir de los procesos por los que digerimos la comida, que aparecieron sobre la Tierra hace unos dos millones de años.

Miles de millones de años de vida del Universo están presentes y se reproducen en cada uno de nosotros. No se trata únicamente de una transmisión de información genética, sino de energía y de capacidad para la acción. Disponemos de la energía que nos ha proporcionado la última comida, pero esta energía procede del sol, que es absorbida por la Tierra y transformada por las plantas. La energía del sol procede a su vez de los átomos de hidrógeno, que obtuvieron la suya del nacimiento del Universo. Por eso se puede afirmar que el centramiento es la cualidad del Universo de reproducir su propia existencia y mantener sus principios de funcionamiento en cada una de las cosas y seres a los que da a luz. 

Por qué amamos

La palabra atracción hace referencia a todos los procesos por los que las cosas tienden a permanecer unidas, formando sistemas dentro de órdenes mayores. Pese a toda la energía que despliega, el Universo continúa manteniéndose unido gracias a las diferentes formas en que se expresa el poder de atracción. En el nivel de las galaxias podemos llamar a este poder interacción gravitacional. La gravedad mantiene las galaxias en su lugar y dentro de ellas, a las estrellas próximas unas a otras.

En el nivel de las moléculas, la atracción toma otro nombre diferente: interacción electromagnética. Los átomos y moléculas de nuestro cuerpo se mantienen unidas en cada instante gracias a la fuerza del electromagnetismo.

La atracción también se manifiesta a nivel humano a través del amor. Es una forma de la fuerza unificadora que se expresa en todas partes.

responsablemente creativo

El Universo no es un lugar. Es una historia, un proceso de acontecimientos sucesivos e irreversibles. Durante muchos siglos se creyó que el Universo era inmutable y que apareció tal cual es, en toda su diversidad, de la nada. Ahora sabemos que en realidad es un proceso creativo en marcha.

Continúan apareciendo galaxias, estrellas, planetas y seres vivos. En muchos sentidos, el hallazgo más importante de la ciencia ha sido la capacidad del Universo entero y de cada uno de los seres para dar lugar a fenómenos nuevos. Para el ser humano, el fenómeno del surgimiento implica reconocer en sí mismo la creatividad y la responsabilidad al utilizarla.

El poder creativo que reside en cada persona es el mismo que ha hecho posible la evolución del Universo y de la vida que acoge. Es una idea importante para pensar la educación: ¿un niño debe aprender lo que ya se sabe o debe prepararse para que su creatividad se manifieste?, ¿debe hacerlo para su beneficio individual, para servir a las empresas o para algún plan de mayor trascendencia?

Conserva lo que funciona

Los grandes logros que el Universo alcanza en su creatividad tienden a estabilizarse y mantenerse por sí mismos. Es decir, los fenómenos complejos no desaparecen, sino que tienden a conservarse y organizarse de manera cada vez más sofisticada. El concepto homeoestasis procede de la fisiología y se refería originalmente a la forma en que los mamíferos consiguen mantener su temperatura corporal estable dentro de un margen muy estrecho.

Luego nos hemos dado cuenta de que el planeta entero también tiene una homeoestasis por la que mantiene su temperatura y la composición química del agua y el aire adecuada para que se sostengan los ecosistemas, compuestos por las comunidades de seres vivos en interrelación con los elementos físicos.

Los poderes de creación y ordenación del Universo conviven con los cataclismos, es decir, con los procesos que destruyen algunas de las estructuras formadas. No son accidentes evitables o innecesarios, sino que forman parte del proceso creativo superior en marcha. Dicho de otra manera, la belleza que caracteriza los 14 mil millones de años de existencia del Universo conocido no sería posible sin los episodios de tipo cataclísmico.

Solo no eres nada

Las relaciones de sinergia permiten el establecimiento de factores causales entre diferentes elementos del Universo. Uno de los ejemplos más sorprendentes concierne a las partículas elementales como los neutrones y los protones. Un neutrón abandonado a sí mismo se desintegra en unos minutos. Pero si entra en relación con uno o más protones puede existir durante millones de años. En biología, la sinergia se expresa a través de asociaciones de colaboración para desarrollar estrategias exitosas de superviviencia.  

Cambia o caduca

La transmutación define cierto tipo de procesos que dan lugar a cosas nuevas. Parece que el Universo nunca se dé por satisfecho. ¿Por qué no se detuvo cuando aparecieron los átomos de hidrógeno y helio? ¿Por qué la vida en la Tierra no ha dejado de evolucionar desde que apareció la primera bacteria? El Universo es una comunidad autotranscendente. Esto significa que para continuar existiendo toda cosa o ser vivo debe enfrentarse continuamente a una decisión: transmutar en una nueva forma o desaparecer de la historia.

Por su parte, el poder de transformación se relaciona con el de transmutación, pero en lugar de referirse a existencias individuales afecta a sistemas mayores, como una sociedad o un ecosistema biológico. Con frecuencia la transmutación de individuos se sigue de una transformación en la organización de la comunidad a la que pertenencen. La nueva organización favorece a su vez la transmutación de los individuos y el proceso de cambio continúa aceleradamente con la relación entre los individuos y el grupo. Por tanto la transformación es la manera en que el sistema entero avanza.

Exprésate, actúa

La irradiación en el Universo viene dada por la segunda ley de la termodinámica. Esta ley explica que cualquier cosa con energía tiende a dispersarla. Incluso los conjuntos más fríos de átomos de hidrógeno en lo más profundo del espacio intergaláctico emiten fotones de luz a cada instante. La irradiación manifiesta la imposibilidad del Universo para contener su magnificiencia y su necesidad de expresarla a través de las formas más diversas.

La interrelación es aquello que conecta cada parte con el todo. En el Universo cada aspecto particular tiene alguna relación de dependencia respecto de otros factores. Unos seres vivos dependen de otros tanto como de los elementos del entorno físico. Las relaciones pueden establecerse entre seres y objetos cercanos, y entonces resultan evidentes, o pueden vincular realidades lejanas. Entonces resulta necesario realizar un esfuerzo de investigación para descubrirlas.

Por ejemplo, la vida de un ser humano depende obviamente de los alimenos que necesita consumir cada día, pero también de los organismos diminutos que viven en el océano Pacífico o de la actividad de los protones en el sol. Las relaciones de interdependencia pueden ser descritas objetivamente por un observador, pero el ser humano también las vive desde dentro: cada ser tiende a cuidar aquello de que depende. El amor y la compasión pueden entenderse como resultados, a nivel humano, del principio de interrelación cósmica.