Leche y quesos con ética

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La cooperativa Esnetik, palabra compuesta de "lácteo" y "ética", nació en 2012 bajo los principios de la sostenibilidad y la soberanía alimentaria.

"Las desigualdades económicas minan la cohesión social, crean una sociedad basada en el 'estás solo' en lugar de una cultura del bien común. Pero, irónicamente, es posible que la crisis económica esté ayudando a que la gente cambie”, escribía Cecile Andrews, autora de El círculo de la simplicidad, en un artículo publicado por El Correo del Sol.

Así lo creen también los integrantes de la cooperativa Esnetik, palabra compuesta de "lácteo" y "ética", que nació bajo los principios de la sostenibilidad y la soberanía alimentaria, incluyendo la premisa básica de dignificar el trabajo campesino.

Aglutina a ocho caseríos, seis entidades colaboradoras y 150 socios consumidores, y potencian el consumo responsable y local.

Con el apoyo del sindicato EHNE Bizkaia, iniciaron hace un año y medio una cooperativa de consumo y producción con la leche y el queso como protagonistas. 

"Desde el sindicato, se había trabajado con grupos de consumo de verdura y se conocían experiencias en distintas partes. Ahora se trataba de crear algo parecido para el sector lácteo, porque esta crisis les está afectando mucho. Su situación es muy complicada y el riesgo de que desaparezcan es mucho mayor. Pero la leche necesita más inversión y por eso se pensó en una especie de colectivo grande, tipo cooperativa, que reuniera a la parte de la producción y la del consumo. Al mismo tiempo, debía ser lo más directa posible", explica Teresa Sancho, socia de Esnetik.

El objetivo era salvar el trabajo de ocho caseríos de Aiaraldea y Durangaldea y una quesería en Orozko (Bizkaia) que estaba en quiebra. Hoy pueden decir que ese reto se ha cumplido.

Los pastores asociados reciben ahora un precio justo por la leche. "Es un 30 % más de lo que paga la industria. Están muy contentos porque consiguen un salario digno y, además, tienen otras ventajas. Pueden trabajar de forma colectiva o compartir información sobre cómo pasar hacia el modelo agroecológico. También pueden asesorar a gente joven que acaba de instalarse. Les preguntan a otros pastores asociados qué podrían hacer para mejorar el forraje o ahorrar en pienso.... Todo eso sirve para recibir más apoyo, y tienen visitas por parte de los consumidores. Se hacen encuentros conjuntos donde ven que hay gente de la ciudad que se interesa por cómo les va y cómo mejorar su situación. Se sienten apoyados".

Cohesión social con la práctica diaria, personas que estrechan lazos mientras se ayudan las unas a las otras. Suena a camino alternativo, pero en realidad es tan viejo como el hombre. Sin el compromiso de unos con otros, aún estaríamos en busca del fuego. 

Otra clave del éxito de la cooperativa es su flexibilidad. Todo suma, no están cerrados a nadie: además de los caseríos con sus pastores asociados, hay socios individuales, hay grupos de entre 5 y 25 personas, diversas entidades colaboradoras, consumidores que han aportado capital y también gente que compra pero que no forma parte de la cooperativa.

Esnetik supone dar una respuesta amplia y honesta a los problemas actuales del campo, por ello defienden un consumo lo más cercano posible a la producción. No busques sus quesos en Madrid o Barcelona o en el estante de un supermercado. Su área de venta no va más allá de Vizcaya y Álava.

Todos colaboran en la elaboración unos productos artesanales y ecológicos en los que la confianza es el pilar más importante. "Nos basamos en tres valores: ética, confianza y transparencia" –explica Teresa. "Tenemos en cuenta a las personas y el medio ambiente por encima del estricto negocio. Y esa ética no solo la mostramos a diario, sino que también trabajamos con finanzas éticas o en redes y alianzas de consumo que participen de nuestra filosofía. La confianza se refiere a la relación cercana entre las personas y se crea cuando conoces a la gente y compartes experiencias. Crecemos juntos. La transparencia la aplicamos en todo lo que hacemos, desde explicar lo que se paga por la leche, la elaboración y la comercialización –incluso en la etiqueta– hasta cómo se hacen los alimentos, que no se añaden aditivos químicos ni se utilizan transgénicos. No nos hace falta un certificado para demostrarlo, solo lo explicamos porque hay esa relación de confianza".

Crecen juntos y se arropan. No parece un mal camino para estos tiempos gélidos.

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