Médicos contra el Diésel

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En Gran Bretaña, los Doctores contra el Diésel mandan una carta a la primera ministra: para prevenir las 40.000 muertes prematuras al año causadas por la contaminación, hay que eliminar los coches diésel de las calles ya y poner en marcha otras medidas contra la contaminación. 

Pertrechados con sus batas y con su fonendoscopios, los Doctores contra el Diésel se han plantado ante el Parlamento británico y en Downing Street para extenderle a la “premier” Theresa May su particular “receta” para prevenir las 40.000 muertes prematuras al año causadas por la contaminación en el Reino Unido… Eliminación paulatina de los vehículos con motor diésel en las ciudades. Prohibición total en el año 2025. Peajes de combustión para los vehículos más contaminantes. Incentivos para la electrificación de la flota. Creación de “zonas de aire limpio”. Planes de protección alrededor de las escuelas.

“Estamos hablando de medidas muy realistas”, explica el pediatra Jonathan Grigg, cofundador de Doctores contra el Diésel, que agrupa ya a más de 400 miembros. “Los cambios que afectan a la salud pública se pueden hacer de un día para otro, como se hizo con la prohibición de fumar. Ahora nos puede parecer poco viable, pero los habitantes de las ciudades, y sobre todo los niños, no pueden esperar”.

Un plan insuficiente

“Querido doctor Grigg”, le contestó personalmente Theresa May en una carta. “El Gobierno está comprometido a mejorar la calidad del aire. (…) Estoy de acuerdo con usted en que el dióxido de nitrógeno que producen los vehículos diésel es una de las principales fuentes de contaminación en la ciudades. Y para eso vamos a crear un programa de zonas de aire limpio que permita la acción local para reducir las emisiones”.

Pero la respuesta de May ha dejado fríos no solo a los Doctores Contra el Diésel, también a la asociación Client Earth, que llevó al Gobierno a los tribunales y promete volver a hacerlo. “Este plan no propone eliminar de nuestras carreteras los vehículos diésel”, se lamenta el doctor Grigg. “Y en vez de marcar unas directrices claras, se pasa la pelota a las administraciones locales”.

Grigg no duda en calificar el diésel como el “smog” de nuestros días. “El 40% de las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOX) y de partículas en supensión PM10 (menores de 10 micras) en Londres están causadas por los vehículos diésel”, sostiene. “Los coches de gasolina y las emisiones de los edificios contribuyen también de un modo importante, pero tenemos localizado al principal “enemigo”, que por desgracia es invisible”. “Hasta hace poco se relacionaba la contaminación solo con las enfermedades respiratorias, de la bronquitis al asma, pero está cada vez más clara su contribución a las enfermedades cardiovasculares y el efecto neurotóxico que tiene en los niños o incluso en los fetos”, advierte Grigg.

Emergencia de salud pública

“Hay incluso investigaciones recientes que demuestran cómo las nanopartículas contaminantes pueden llegar al riesgo sanguíneo”. “Estamos ante una auténtica emergencia de salud pública”, advierte Grigg, que hasta unos meses dedicaba a sus pacientes infantiles y a la investigación en el Blizard Institute de Londres (es el autor de “Cada vez que respiras: el impacto a largo plazo de la contaminación”, apadrinado por el Colegio Real de Médicos). “La falta de acción política es un escándalo. Ha llegado el momento de que Gobierno intervenga contra la raíz del problema”.

Los Doctores contra el Diésel están convencidos de que la creación de los peajes de combustión (como el que empezará a funcionar en octubre en Londres) son parte de la solución. “Pero no podemos limitarnos a cerrar al tráfico los centros urbanos y desviar la circulación hacia los barrios en los que vive la gente”, advierte el doctor Grigg. “Las zonas de aire limpio tienen que ir más allá de los centros históricos de las ciudades”. “Necesitamos también un cambio radical de los incentivos para comprar coches limpios”, asegura.

“No podemos olvidar que la casi la mitad de los coches que se venden en el Reino Unido siguen siendo diésel, y así no hay manera de avanzar. Lo que más contamina sigue siendo lo más barato, cuando tendría que ser al revés”.

Grigg y otros expertos critican al Gobierno por sus medidas a medio gas y por no atreverse a hincar el diente a los fabricantes… “Ya no pueden seguir negando el problema y saben que la solución está en sus manos. Y un elemento clave van a ser los incentivos para que la gente pueda cambiar de coche y acelerar la renovación de la flota en las ciudades, que debería ser principalmente eléctrica”.

Aunque el primer paso está a nuestro alcance: “Todos deberíamos ser conscientes y hacer un propósito firme de conducir menos, usar más el transporte público y la bicicleta, y contribuir en nuestra medida a ciudades más habitables y más respirables”. “A nadie debería extrañarle que los médicos nos levantemos en armas contra la falta abismal de acción del Gobierno y su insuficiente plan contra la contaminación”, denunció por su parte Chris Griffiths, codirector del Centro para la Investigación del Asma. “Mientras el Gobierno no reconozca que el diésel es el problema, y que hay que eliminarlo de nuestras ciudades y nuestras calles, seguiremos teniendo un grave riesgo para la salud pública”.

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