Elige la mejor música con efectos curativos

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Más allá de sus efectos sobre nuestro estado de ánimo, la música puede ejercer también efectos beneficiosos sobre la salud. En nuestro propio hogar podemos experimentar los extraordinarios beneficios que produce escuchar música.

La musicoterapia posee aplicaciones preventivas y terapéuticas. La música actúa principalmente sobre el sistema nervioso central, enviando estímulos al cerebro que favorecen un estado de bienestar y ayudan a anular estados no placenteros como la tensión, el miedo, la desconfianza o la ansiedad que, cuando se convierten en repetitivos, provocan la aparición de enfermedades. En general, distinguimos dos tipos de efectos provocados por la música. Por un lado, tenemos la música tranquilizante, que suele tener una naturaleza melódica sostenida, con un ritmo regular y una dinámica predecible. Y, por otro, encontramos la música estimulante, que aumenta la energía corporal, induce a la acción y estimula las emociones.

La musicoterapia puede tener un profundo impacto en nuestra salud física y emocional

Como dice el dicho, "la música es un alimento para el alma". Las investigaciones han demostrado que la musicoterapia puede mejorar todo, desde la tolerancia al dolor hasta los casos de ansiedad y depresión. Sabemos que escuchar música puede provocar fuertes respuestas emocionales (puede hacernos reír, llorar, bailar e incluso despertar sentimientos de remordimiento e ira).

La musicoterapia tiene orígenes antiguos. Según un estudio de The Lancet, la música como forma de curación fue un discurso presente tanto en la era de Platón (quien creía que “la armonía era el camino hacia el alma más íntima) hasta la Edad Media, donde los sanadores creían que el sonido de la flauta y el arpa servía como remedio para la gota. Hoy la musicoterapia es una herramienta valiosa para los profesionales que desean ofrecer una forma alternativa de tratamiento.

En un estudio publicado en el Journal of Complementary and Alternative Medicine, pacientes que se sometieron a cirugía de cáncer de pulmón y recibieron musicoterapia antes y después de la operación sintieron menos dolor y tuvieron menos presión arterial y ansiedad.

Otro estudio del International Journal of Radiation Oncology encontró que la musicoterapia podría ayudar a reducir la ansiedad en pacientes que reciben radioterapia.

¿Qué tipo de música es realmente curativa?

Los instrumentos o los géneros utilizados en musicoterapia se basan en lo que mejor se adapta a las necesidades del cliente. Por ejemplo, si se trabaja con clientes con discapacidades físicas, se eligen los instrumentos que les resultan accesibles. Esto puede incluir todo, desde instrumentos de percusión tradicionales, teclados, guitarras hasta el uso de aplicaciones musicales en una tableta digital.

 

Terapia musical en casa

La terapia musical impartida por profesionales va más allá de escuchar determinadas piezas o de la relajación que provocan. Incluye también procedimientos como la improvisación musical, la creación de canciones o el canto. Sin embargo, en casa podemos experimentar también los efectos que produce la música sobre nuestro estado de ánimo o sobre nuestra salud. Veamos a continuación algunas de las obras seleccionadas por los terapeutas musicales para combatir diferentes problemas de salud.

Reducir el estrés
Elige una música de rimo más lento que el latido del corazón, de unos 72 pulsos por minuto, y una estructura cíclica y repetitiva.
Los sonidos de la naturaleza (bosque, océano) producen un gran efecto en muchas personas. Algunas músicas recomendables son, entre otras: el Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, Las cuatro estaciones, de Vivaldi, y la Sinfonía Linz K425, de Wolfgang Amadeus Mozart.

Contra el insomnio
La nana es un remedio universal contra el insomnio, de eficacia demostrada con los niños. Estudios realizados en la Universidad de Louisville señalan su éxito también en adultos.
Los temas musicales deben ser suaves, melódicos y lentos. Para la investigación norteamericana se utilizó Música del agua, de G. F. Haendel, Canon en Re, de Pachelbel y Las cuatro estaciones de Vivaldi.
Otros especialistas aconsejan, además, obras como por ejemplo los Nocturnos (op. 9, Nº 3, op. 15, Nº 22, op. 32, Nº 1; op. 62, Nº1), de Chopin y el Preludio para la siesta de un fauno, de Debussy, Sueño de amor nº 3 en re bemol mayor, de Franz Liszt y la Sinfonía nº 1 en do menor opus 68, del romántico alemán Johannes Brahms.

Hipertensión
Se ha demostrado que escuchar música agradable, en combinación con una respiración abdominal lenta, durante media hora al día reduce la tensión arterial hasta en 4 mmHg después de un mes.
Se recurrieron a músicas tradicionales de estilo celta y raga (música de la India). Otras piezas recomendadas para bajar la tensión son Las cuatro estaciones de Vivaldi y la Serenata nº13 en Sol mayor de Mozart.

Depresión
Según una investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, la combinación de relajación y música surte efectos potentes en caso de depresión.
Entre las músicas antidepresivas encontramos temas alegres, energéticos y rítmicos, como la Música acuática de Haendel, la Sinfonía Nº 8 de Dvorak o el Concierto para violín de Beethoven. También pueden ser de gran ayuda la samba y la música rítmica brasileña, con claros efectos antidepresivos.

Baño de sonido
Dedicar unos minutos cada día a darse un baño de sonido puede resultar de gran ayuda para aliviar tensiones y recuperar el equilibrio. Basta con escoger un lugar tranquilo en el que nadie nos vaya a molestar, poner música relajante y tumbarse cómodamente cerca de los altavoces durante 20 minutos. Siempre que sea posible, el equipo musical debe ser de calidad, para ofrecer un sonido puro y envolvente, sin necesidad de elevar el volumen. Y, para una experiencia más profunda, el baño puede realizarse con auriculares.
Mientas te envuelve la música, concéntrate en la respiración, haciéndola más lenta y profunda. Siente cómo el sonido traspasa el cuerpo.

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