¿Se puede comer pescado después de Fukushima?

14.2.2014
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Los mares no tienen fronteras y están llenos de vida. Cabe preguntarse si las poblaciones de peces no se estarán contaminando de radioactividad. ¿Hemos de prescindir ya del pescado que proviene del Pacífico Norte?

Las noticias preocupantes acerca de las consecuencias del accidente nuclear de Fukushima no cesan. La contaminación radioactiva no se limita a la costa de Japón. Un estudio realizado en España, dirigido por Vincent Rossi, del Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos ligado al CSIC (IFISC), ha advertido que las aguas con niveles elevados de Cesio 137 llegarán a la costa oeste norteamericana en las próximas semanas, tres años después del desastre.

Los mares no tienen fronteras y están llenos de vida. Cabe preguntarse si las poblaciones de peces no se estarán contaminando de radioactividad. ¿Hemos de prescindir ya del pescado que proviene del Pacífico Norte?

Desde el 11 de marzo de 2011 se han vertido en el mar miles de toneladas de agua radioactiva de la planta dañada de Fukushima Daiichi. Tras el accidente, se produjeron al menos cuatro fugas importantes que filtraron enormes cantidades de agua contaminada en el suelo, las agua subterráneas y el mar. A día de hoy la empresa TEPCO no parece poder controlar sus problemas con las fugas de los tanques y se siguen vertiendo al menos 300 toneladas de agua contaminada al mar cada día… 

¿Es una amenaza real?

 
 
 

Hay una diferencia importante entre la contaminación radioactiva de la tierra o del mar. Este se encuentra en continuo movimiento y por tanto también lo están las partículas radioactivas. Los radionucleidos, que persisten durante una media de 30 años, se esparcen por el Pacífico como una mancha invisible y están llegando a las costas de Canadá y Estados Unidos donde se está produciendo cierto pánico.

Los medios de comunicación difunden testimonios dignos de La guerra de los mundos: muertes inexplicables de crias de foca, peces sangrantes, estrellas de mar deshechas y atunes irradiados. Las noticias van acompañadas de gráficos que muestran la expansión de la burbuja radioactiva. 

¿Qué dice la ciencia?

Es difícil dirimir entre el maremágnum de estudios y declaraciones contradictorias de expertos cuál es la verdadera situación. Es del todo cierto que varias estaciones de medición en el Pacífico reportan valores ligeramente elevados de Cesio 137 en el placton. Sin embargo, en los medios de comunicación su muestran gráficos con explicaciones exageradas o sacadas de contexto. En cuanto a los atunes contaminados pescados en Estados Unidos, procedían de Japón y presentaban valores que estando por encima de lo normal están por debajo de lo que se considera peligroso.

La mayoría de los estudios científicos publicados en las revistas de mayor nivel afirma que de momento no se ha encontrado un aumento alarmante de la radiación en el Pacífico o a los largo de la costa oeste americana. Los investigadores tampoco lo esperan, al menos no en las dosis catastróficas que dicen algunos medios.

Investigadores americanos del NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) y alemanes del Instituto GEOMAR han desarrollado un modelo para la propagación de partículas radiactivas, según el cual las partículas de Cesio 137 se diluyen en el Pacífico y no representan un riesgo. Uno de los investigadores, Ken Buesseler ha manifestado que "los valores de radiación en el Pacífico son seguros como para ir en barca o nadar". 

De todos modos, el hecho de que la situación en el Pacífico Norte no sea de momento amenazadora no significa que la carga radiactiva de los océanos sea inofensiva. No se puede saber lo que significará el incremento de radioactividad para los ecosistemas. 

¿El pescado procedente del Pacífico Norte está irradiado?

Después del accidente del reactor nuclear de Chernobyl en 1986 se sabe que la radioactividad puede contaminar los alimentos de zonas muy alejadas. En el caso de Fukushima, de momento se puede dar luz verde al pescado del Pacífico Norte. La región más cercana a Fukushima, en la que se han encontrado los valores más altos, sigue cerrada a la pesca.

Todos los productos de la pesca procedentes de Fukushima y zonas vecinas que se exportan a la Unión Europea son controlados: deben ir acompañados de una documentación de las autoridades japonesas que garantice su inocuidad. Además la propia UE analiza el 10% de los productos. De momento ninguna muestra ha superado los valores límite.

Por otra parte, según Greenpeace no hay pruebas de que los pescados comercializados sufran una contaminación peligrosa.

¿Se puede conocer la procedencia del pescado que compramos?

 

En la Unión Europea es obligatorio etiquetar el pescado de tal forma que aparezca su origen, la variedad y el método de captura o cría en piscifactoria. Pero estos datos pueden esconderse detrás de códigos que los consumidores no conocen. Vamos a descifrarlos:

La FAO divide los mares mundiales en zonas de captura numeradas. El código "FAO 61" se corresponde con el noroeste del Pacífico, incluído Japón. De esta zona proceden los salmones de Alaska que se pescan en el mar de Bering, mucho más al norte de Japón, y que llevan el código  "FAO 67" correspondiente a la zona noreste del Pacífico. En "FAO 67" se capturan también cazones, congrios y merluzas. 

El salmón de Alaska es uno de los pescados más vendidos en Europa, pero los que proceden de Japón no llegan al 1%. 

Según las evidencias, no resulta necesario tomar esta precaución, pero gracias a los códigos se puede evitar si se desea el pescado de las regiones comprometidas.

¿Qué pescado se puede consumir con tranquilidad?

De momento no hay que preocuparse demasiado por las radiaciones. El problema mayor es la sobreexplotación de los mares y los métodos destructivos de pesca que no sólo destruyen los océanos, sino también el modo de vida de los pequeños pescadores.

Greenpeace pone a disposición de los consumidores una guía del pescado que se puede consumir sin remordimientos. En El Correo del Sol hemos publicado un resumen. No obstante, no está de más recordar que se puede seguir una alimentación equilibrada sin consumo de carne ni pescado.