"Vender hojas de estevia está prohibido, pero desobedecemos"

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Hace años Josep Pàmies descubrió los beneficios de la estevia, una planta que endulza más que el azúcar, y a partir de ahí vinieron muchas más. Es autor del libro Una dulce revolución, en el que habla de plantas curativas, salud, transgénicos y los perniciosos intereses de algunas multinacionales.

Con Pau, su hijo, en Pàmies Hortícoles. Foto: Manolo Vílchez

Lo han bautizado como "el payés de la estevia", pero Josep Pàmies va mucho más allá. Su labor divulgadora sobre esta planta prohibida, 30 veces más dulce que el azúcar y con propiedades terapéuticas fascinantes, le han dado una popularidad inesperada a este agricultor leridano. Pero no es menos cierto que Josep es un luchador nato bregado en otras mil batallas: en la Cooperativa de Balaguer y el sindicato Unió de Pagesos cuando era joven; en la empresa familiar Pàmies Hortícoles, la organización Som lo que Sembrem o la Asociación Dolça Revolució (Dulce Revolución) en sus años de madurez... En todo se ha zambullido de lleno sin miedo a mojarse por lo que considera justo.

Es un hombre inquieto, inconformista y que no se asusta fácilmente. Es autor de Una dulce revolución (Stevia Editors), libro en el que explica su vida, diserta sobre la estevia y otras muchas hierbas curativas, y alerta de los peligros de los transgénicos, las multinacionales como Monsanto y los abusos del poder. Todo el saber "verde" de alguien que ha recogido la experiencia de cuatro generaciones muy pegadas a la tierra.

¿Hablas con las plantas? ¿Son seres sensibles capaces de comunicarse entre ellas?
Son muy sensibles, parece mentira. Quizás me di cuenta a raíz de la lectura del libro La vida secreta de las plantas. Debía de tener unos 25 años cuando lo empecé a leer y en aquel momento me daba hasta pena cortar una lechuga.  

Pues eso, para un agricultor, es la ruina.
Lo hacía con aquel respeto de “bueno, te corto porque tengo que vivir”. Durante todos mis años de agricultor, no pasaba un día que no recorriera los campos precisamente para hablar con ellas, para transmitirles mi agradecimiento: “De vosotras depende que mi familia pueda vivir”. Y creo que me lo agradecían porque eran campos preciosos.

En tu caso, sentiste un flechazo absoluto por una planta, la estevia, y parece que ella ha hecho tanto por ti como tú por ella, porque gracias a ti y a Dolça Revolució se conoce hoy en España. Explícanos esa historia de amor y las dificultades que has tenido para difundir sus bondades. 
Era una época en la que estaba preocupado por el monopolio de las semillas transgénicas por parte de Monsanto y buscaba información. Encontré una asociación de padres de niños diabéticos que habían muerto en Estados Unidos por culpa del aspartamo, propiedad de Monsanto. Pedían la liberalización de la estevia, ya que Monsanto también influía en que no se legalizara. Esos padres decían que, si la estevia se hubiera legalizado como en Japón, sus hijos aún estarían vivos. Me impactó y vi que hay muchos “intereses” para que estemos enfermos. Esas empresas no tienen escrúpulos en patentar aditivos químicos como puede ser el aspartamo, con más de cien estudios sobre su toxicidad, que provoca Alzheimer o cáncer, y en cambio pagaban estudios para que se prohibiera el uso de una planta maravillosa que hacía veinte años la podías utilizar.

O sea, primero descubres la estevia, luego te cuestionas también la química sintética que usabas en tus cultivos y finalmente decides pasar a la agricultura ecológica.
La estevia me introduce en ese mundo oscuro, sucio, de la química, en el cual yo creía años atrás. Veo que solo está hecha para conseguir beneficios directos y, por otro lado, para enfermar a la sociedad. Descubro que la misma industria farmacéutica era también Monsanto, Bayer o Novartis, que todas tienen sus sucursales de semillas transgénicas. Te enferman por un lado con transgénicos, por otro con insecticidas, plaguicidas y abonos químicos y luego te quieren cronificar la enfermedad con medicamentos que no curen. Primero descubres esto con una planta y después tiras del hilo y ves que lo mismo se hace con otra planta y con otra y con otra… Más tarde leo que premios Nobel de Medicina como Richard John Roberts hablan de que el medicamento que cura no es rentable y que obligan a los investigadores a dejar un medicamento que cura y convertirlo en uno que cronifica la enfermedad.

¿La defensa de la estevia y sus beneficios para la diabetes te ha llevado a indagar en más temas de salud?
Cuando empecé a plantar estevia, eran miles de personas al año que venían y yo les regalaba estevias para comprobar si eran verdad sus efectos beneficiosos en diabetes, hipertensión, colesterol y todas esas enfermedades. Pero llegó un momento en que no podía gestionar tantas visitas y actividad. Venía gente con otras plantas, para el cáncer, para piedras del riñón… Íbamos creciendo y no teníamos estructura, más que nada para aconsejar a la gente su uso. Yo era muy nuevo, no tenía mucha experiencia en ese tema. Así es como se creó Dolça Revolució, como un anexo a Slow Food Terras de LLeida, donde esos temas de alimentación eran ya básicos para conservar la salud. Dolça Revolució se creó para la gente que tuviera más inquietudes en la planta y que nos ayudara en esa expansión de esta idea de la estevia y otras plantas. La estevia para nosotros ha sido un icono por ser una planta prohibida, crea morbo.

Para la diabetes, comer 3 o 4 hojitas verdes de estevia en ayunas es lo ideal. Una sola hojita en ayunas a algunas personas les ha solucionado el colesterol 

A día de hoy, ¿cuál es la situación legal de la estevia? 
Pues está prohibida y la gente se pregunta por qué.

¿Qué está prohibido exactamente? ¿Vender la planta?
No, la planta no, sino vender la hoja tierna a un restaurante o la hoja seca para uso medicinal a un herbolario. Está prohibida pero se vende. 

Pero yo veo que la venden en determinados comercios y herbolarios.
Se vende, sí. Nosotros desobedecimos hace seis años e incumplimos todos los expedientes de Sanidad que nos obligaban a parar de venderla y etiquetarla, porque las plantas no se pueden etiquetar [indicar las propiedades en el envoltorio], aunque nosotros lo seguimos haciendo a pesar del expediente sancionador, y no pagamos. Les dijimos: “Pues nos embargáis”. No lo hicieron, se acojonaron y se quedó ahí. Ahora han prescrito y tienen que iniciar de nuevo el proceso. Y eso ha dado pie a que en otros muchos herbolarios o en ”carrefures” la vendan, algo que en principio es ilegal. 

¿Y todos esos productos que la incorporan porque se ha puesto de moda? Chocolates, refrescos… Creo que incluso la Coca-Cola tiene una versión con estevia.
La Unión Europa hace un par de años ha autorizado a usar el extracto refinado al 95% de la estevia. Es como el azúcar blanco –que es un tóxico– y el azúcar moreno –que puede ser un alimento–. La estevia sería como el azúcar moreno, y el extracto, como el blanco. No es que sea un veneno, pero no tiene propiedades, aunque sí es legal.


Foto: Manolo Vílchez

¿El extracto de estevia no tiene las mismas propiedades que la fresca o la hoja seca?
No. Es un buen edulcorante si se toma en vez de las cancerígenas sacarinas o el aspartamo. Es una buena alternativa, pero siempre que sea estevia, no como la truvia de Coca-Cola, que tiene un 80% de eritritol, un edulcorante que no es acalórico, y un 20 % de estevia. Y te venden como estevia una cosa que no lo es. Hay un abogado valenciano que ha presentado una denuncia por engaño al consumidor por vender como estevia lo que en realidad es eritritol. La truvia de Coca-Cola lo comercializa Azucarera Española. Si fuera estevia edulcorante solo, de acuerdo, pero aquí tienes que leer la etiqueta y, además de no tener propiedades, te añaden otros azucares que pueden ser peligrosos para una persona diabética.

Hablemos de los beneficios de la estevia. ¿Cómo aprovechamos sus propiedades?
Para la diabetes tiene beneficios seguro. Comer 3 o 4 hojitas verdes en ayunas es lo ideal. Hay personas a las que comer una hojita en ayunas les ha solucionado el colesterol. 

Entonces, ¿no es solo recomendable para la diabetes?
No, no. Para el colesterol es extraordinaria, para la hipertensión, para la diabetes de tipo I y la de tipo II, incluso para la juvenil, que es tan grave y tan agresiva. Si un crío, recién diagnosticado, toma como un juego unas hojitas de estevia, le continúa la luna de miel durante muchos años, y quizás nunca tenga que pincharse, o muy poquito. Porque detiene la destrucción de las células beta del páncreas, y esto es importantísimo, porque son las que producen insulina. Muchas personas dejan de ser diabéticas cuando toman estevia, y al cabo de unos años ya no hace falta ni estevia. 

Dar consejos de salud y criticar duramente a las multinacionales farmacéuticas te ha hecho ganar también muchos detractores, que te recuerdan que eres agricultor y no médico como para recomendar tratamientos terapéuticos. ¿No has tenido la sensación alguna vez de que te estabas metiendo en un terreno pantanoso?
No, siempre me ha gustado. La experiencia es un grado. Un herbolario tiene más conocimientos que muchos médicos hoy en día, porque vive cientos de casos en persona y ve si una hierba funciona o no. A mí me ha pasado lo mismo. Miles de personas han venido y se han llevado una, dos, diez plantas básicas, que son las que más he trabajado, y hemos visto milagros. Y esos milagros no los hemos hecho nosotros, los hace la propia persona con la ayuda de una planta. Sí que es verdad que, para mucha gente, cuando ven que no hay nada que hacer, como con la diabetes crónica o un cáncer o una alergia, que alguien les dé esperanza, eso es un placebo, es verdad. Pero nosotros sabemos que aquellas plantas que aconsejamos tienen un efecto potente para aquello que las recomendamos. Luego, la ilusión que tú pones en ello es el 100%, puede suponer curas milagrosas porque juntamos las dos, la esperanza que no suele dar el sistema sanitario, que en general da malas noticias, y las plantas. Los médicos no tienen medicinas para curar, tienen unos diagnósticos extraordinarios, intervenciones quirúrgicas acojonantes, pero los medicamentos no sirven para curar, y muchos médicos se sienten hoy en día frustrados porque no pueden curar. Y que una planta cure es revolucionario. ¡Es una revolución! Tiene que entrar en la mente de todos que la gente puede curarse con plantas. Y, primero de todo, con una dieta adecuadísima.

A raíz de descubrir la estevia, te has interesado por otras plantas que curan y que ahora comercializáis en Pàmies Hortícoles. Algunas eran consideradas malas hierbas y tú explicas en tu libro su gran potencial terapéutico. ¿Cuáles son las más sobresalientes?
El diente de léon es un gran diurético y hepático, y ahora se ha descubierto que las raíces pueden ser la cura al cien por cien de la leucemia. Esto hace muchos años que algunos naturópatas y abuelos y abuelas chamanes ya sabían: el diente de león puede beneficiar el bazo, donde se origina la sangre. Es decir, en las plantas está todo. Sobre el tomillo, por ejemplo, hay más dos mil estudios científicos que avalan sus propiedades inmensas. La milenrama tierna en ensalada es muy buena y un seguro de vida para la regulación hormonal femenina. Y, como estas, hay decenas. Nosotros hemos hecho unas mezclas, Mesclum Multisabor. No nos hemos atrevido a poner las propiedades medicinales pero creo que pronto lo haremos. Un paraguayo me regaló una kalanchoe y me dijo: “Es para el cáncer, nosotros allí no tenemos los 200.000 euros que vale un tratamiento de quimioterapia y nos curamos con plantas”. Hay unas que van bien para las piedras del riñón: el Lepidium latifolium, en una semana te puede sacar una piedra que necesitaría intervención quirúrgica y causa muchos dolores. Para las alergias, la perilla. La estevia nos ha llevado a otras plantas muy potentes de aquí y de otras partes del mundo, muchas de ellas están prohibidas porque no son comunes de aquí, pero las comercializamos, las vendemos a través de Dolça Revolució, porque son una revolución para alergias, malaria, cáncer y muchas otras enfermedades.

En tu libro dices que "hacer la compra no es un gesto intrascendente, nuestros hábitos como consumidores influyen poderosamente en la situación del mundo". Se te ve cada vez más comprometido con divulgar los abusos de las multinacionales de cualquier ámbito. ¿Cómo repercute lo que compramos en el status quo del mundo?
Como con todo, la culpa es de las farmacéuticas, de las eléctricas, de las nucleares, del Gobierno y nuestra. Porque si realmente tenemos dinero y lo invertimos en acciones porque nos dan más dinerillo y no nos importa si se invierte en nucleares, en Bayer, en Novartis o en Monsanto, nosotros somos culpables. Si nosotros vamos a comprar comida basura a un supermercado, somos culpables porque tenemos la libertad de escoger un buen alimento o uno basura. Por tanto, en cada acto consciente que hacemos, sea de compra de alimentos o sea otra cosa, están en nuestras manos los grandes cambios. Millones de productos van de una parte del mundo al otro y es la especulación de ese movimiento comercial lo que es el negocio, no la producción en sí. La economía debería estar basada en la producción, un bien que van a consumir las personas más cercanas y no las más lejanas. Por eso, cuando compramos proximidad y calidad, estamos cambiando nuestra sociedad.

Si nosotros vamos a comprar comida basura a un supermercado, somos culpables porque tenemos la libertad de escoger un buen alimento o uno basura. En cada acto de compra consciente, están en nuestras manos los grandes cambios

Desde Som lo que Sembrem habéis trabajado mucho contra los transgénicos, incluso presentasteis una Iniciativa Legislativa Popular con 50.000 firmas en el Parlament de Catalunya para que se prohibieran los cultivos transgénicos.
Muchas más, 106.000 firmas. El mínimo son 50.000. Creíamos que con eso teníamos un aval para que el parlamento nos atendiera. Pero no nos escucharon. Quince minutos de gloria para un disgusto y después a la calle "porque no tenéis razón". Ni se discutió en Comisión para luego pasar el tema al pleno. Solo dijeron: “No se admite a trámite” y fuera. Si se hubiera admitido a trámite, luego se habría podido votar en contra, pero admitirlo significaba que tener que escuchar a todos los científicos que la Unión Europea había avalado para la no conveniencia de producir transgénicos, como Séralini, Purstai y otros. Esta gente se había comprometido a venir al Parlament de Catalunya para explicar sus investigaciones con ratas, de cómo afectaba a medio y largo plazo a estos animales el consumo de transgénicos, que acababan con el hígado y los riñones deshechos. Esto les daba pánico a esos partidos políticos, que tienen mucha relación económica con grandes "lobbies". Les daba miedo que eso pudiera constar con luz y taquígrafos, que constara en acta lo que pudieran decir esos científicos, porque sus razones habían servido para que un presidente como Sarkozy, de derechas, prohibiera los cultivos transgénicos en Francia. O en Austria o en Alemania o en Rumanía... Esos mismos informes científicos que sirvieron para prohibir los transgénicos en esos países, aquí no los quisieron escuchar. Por eso la democracia representativa, para mí y para muchas gente, ya ha acabado, no sirve para nada, no representa al pueblo, solo a los intereses más monopolistas. Así que necesitamos otra política, porque la sociedad avanza pero la política no. 

Pero el problema es muy grave, en Cataluña, por ejemplo, ya es no posible sembrar maíz ecológico
No, el maíz ecológico en Cataluña no puede hacerse porque está todo contaminado. Entonces, la libertad de elección de un agricultor o de un consumidor, con los transgénicos, la impiden. Si fueran un cultivo que con su polen no pudieran polinizar e influir en los cultivos vecinos, pues dices “bueno, tú quieres cultivar transgénicos, vale, si el consumidor te los compra…” Pero lo grave es que por polen contaminas al vecino. Y suerte que no estamos en EEUU, donde si el maíz de un agricultor resulta contaminado es acusado de plagio en los tribunales por haber robado tecnología Monsanto o Novartis.

¿A un agricultor cuya cosecha ha sido contaminada además se le denuncia? 
Sí, hay una policía de Monsanto, y pasan por los campos haciendo pruebas a ver si hay resistencia al herbicida. Entonces, si encuentran a un agricultor que no le ha comprado las semillas le dicen “o me pagas mi patente o te arruino”. Miles de agricultores en EEUU no quieren producir transgénicos, pero lo hacen por el miedo a que Monsanto les acuse de plagio por usar su tecnología. Es una barbaridad.

Acabemos con lo bueno que nos da la tierra. ¿Qué productos recomiendas encarecidamente y que no deben faltar en nuestra dieta?
Los que cada época nos da la naturaleza más cercana a nosotros, en invierno los cítricos. Una remolacha roja, las espinacas en este tiempo, escarolas, alcachofas, los amargos, de los que a veces nos olvidamos, las lechugas… Todo lo que sea de temporada. ¿Por qué las frutas llevan tanta agua en verano? Porque necesitamos hidratarnos, con melones, uvas, albaricoques. Y si estuviéramos en el Polo Norte, como los esquimales, estaríamos acostumbrados a comer pescado fresco continuamente. El cuerpo es tan inteligente que lo transforma todo cuando hay una necesidad. En cada zona tenemos que adaptarnos a lo nuestro porque tenemos la genética de esa región, con las plantas que nos alimentan y nos curan. En un jardín, si te nacen ortigas, es que las necesita, y si cavas tu huerto, vas a hacer las plantas adecuadas para tus dolencias. Está muy interrelacionado todo. La tierra es un ser viviente, y nosotros formamos una pequeñísima parte de esa naturaleza. Y la Creacion, o lo que sea, ha puesto a nuestro alcance, en cada punto donde nacemos, nuestro alimento y nuestra curación.

Josep Pàmies inicia organiza de charlas, talleres y actividades sobre plantas curativas y otros temas de salud. Se puede consultar los lugares y fechas en la web Dulce Revolución.