Hoy comienza el solsticio de verano, ¡vívelo con salud!

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Los secretos de la salud en verano son: alegría, ejercicio en contacto con la naturaleza y dieta energética pero ligera.

El ser humano refleja el transcurso de las estaciones de la misma manera que las plantas adaptan su vida a ellas. Busca la calma y el recogimiento en otoño, en invierno se repliega sobre sí mismo, en primavera se despereza y busca el contacto con los demás y con la naturaleza. En verano desea expresar toda su vitalidad: es física y psíquicamente el momento culminante del año.

Los meses de más calor son los más propicios para el disfrute de la naturaleza y los espacios abiertos. Es en esta época cuando se e abandona el refugio hogareño porque uno se siente a gusto con el cielo por techo. Los horizontes vitales se amplían en todos los sentidos: se está abierto a nuevas experiencias, se viaja y se busca la compañía de los amigos. 

Alegría de verano

Según la medicina tradicional china, el verano está regido por la energía del fuego, el elemento que resume las propiedades del Sol. En el cuerpo el órgano regido por el fuego es el corazón: a través de la sangre que distribuye nutrientes y oxígeno por todos los tejidos proporciona energía a rebosar y se está más dispuesto que nunca a invertirla en el exterior, moviéndose o relacionándose. 

El elemento fuego produce entusiasmo, vitalidad y energía. Por tanto es la época del año adecuada para la diversión y la aventura, para la alegría y el atrevimiento. La alegría va de la mano con una sensibilidad emocional especial. El verano es propicio para tomar conciencia de la vida sentimiental, para conectar el corazón con la mente. Se siente la necesidad de liberar las emociones e integrarlas en la vida. 

Ejercicio físico sin riesgos

El verano es la estación más favorable para la práctica del deporte. Las excursiones por el campo, la natación, la bicicleta y los juegos en grupo son algunas posibilidades. En las actividades deportivas es tan importanje el ejercicio físico en sí como la diversión, la relación con los compañeros y el contacto con el aire y el sol. La actividad física ha de ser lo suficientemente intensa como para que provoque sudor, pues éste sirve para eliminar toxinas a través de la piel. Así se ayuda al hígado y los riñones en sus funciones depuradoras.

Las personas saludables y activas debieran realizar por lo menos una hora diaria de ejercicio: 30 minutos de un deporte vigoroso, 15 de ejercicios suaves y 15 de estiramientos. En las sesiones de ejercicio conviene incluir un tiempo para caminar descalzo sobre la arena, la hierba, la madera, la tierra... Este masaje sobre los pies produce un estímulo sobre las terminaciones nerviosas que estimula todos los órganos y sistemas del cuerpo.

El tiempo dedicado al ejercicio físico se puede alargar en función de la preparación de cada cual. En cualquier caso, es muy importante beber una cantidad de líquido suficiente para recuperar el que se pierde a través del sudor y evitar la deshidratación (un mínimo de litro y medio). Antes de empezar una sesión de ejercicio conviene beber uno o dos vasos de agua. Luego se bebe cada 15 minutos mientras dure la actividad. 

Sudar es indispensable para que el cuerpo mantenga una temperatura fresca. Este mecanismo de termoregulación se favorece vistiendo ropa ligera y muy holgada o, mejor aún, dejando en contacto con el aire la mayor superficie de piel posible. 

• Además de agua se puede beber “suero de verano”: se prepara con un litro de agua, el zumo de dos limones, una cucharada de azúcar moreno o miel, una pizca de sal marina y otra de bicarbonato. Este “suero”, que también es útil para combatir las diarreas estivales, sirve para recuperar los minerales que se han perdido por la transpiración. 

También es muy recomendable cubrir la cabeza con una gorra o un pañuelo de algodón de color claro para evitar la insolación. Por la misma razón hay que huir de las horas de mayor incidencia solar (entre las 12 y las 17 horas). 

Las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde son las más indicadas, sobre todo si el ejercicio es intenso y no es posible resguardarse del sol directo. En cualquier caso, hay que dejar de hacer ejercicio si se tiene mucho calor, cuesta respirar o se sienten palpitaciones.  

Dieta estival 

Además del corazón, la medicina tradicional china afirma que el fuego de verano rige también el intestino delgado. Cuidarlo puede prevenir las molestias más frecuentes, como las diarreas o las gastroenteritis, que suelen deberse a una alteración de la flora intestinal. El calor, la deshidratación, los antibióticos y los alimentos mal conservados son las causas más frecuentes de las alteraciones digestivas.

La alimentación tiene que proporcionar la energía suficiente para desarrollar todas las actividades que deseamos sin “calentar” demasiado el cuerpo. Es decir, los alimentos tienen que ser energéticos, pero frescos y ligeros. La dietética china recomienda para el verano el sabor amargo, con verduras como la endibia, el apio, la lechuga y el rábano.

Por fortuna, la naturaleza ofrece un surtido generoso de frutas, verduras y hortalizas. Son los ingredientes básicos ideales: desde que empieza el día se puede recurrir cada pocas horas a los vasos de zumos y a las piezas de frutas para mantener alto el nivel de energía. 

Cualquier fruta resulta apetecible pero las más indicadas son las que contienen gran cantidad de agua, betacaroteno  y vitamina C, como el melón, la sandía, el albaricoque, el kiwi y la papaya. Los zumos y licuados son una magnífica manera de aprovechar al máximo los nutrientes —se asimilan mejor que si se ingiere el alimento sólido.

La alimentación diaria se completa con raciones de pan, arroz o pasta integral, legumbres, algunas semillas, frutos secos y yogur. 

Por supuesto, si se realiza un ejercicio físico intenso es necesario abastecerse de energía mediante los hidratos de carbono de absorción lenta (la medicina china señala el arroz integral, el mijo y el alforfón como cereales especialmente indicados para alimentar el fuego de verano).

No es un buen momento para sobrecargar el hígado, principal órgano desintoxicador del cuerpo. Por eso hay que tener cuidado con los fritos, tan populares en el estío, con las cantidades excesivas y con los platos preparados repletos de aditivos. También resulta muy recomendable dejar que el cuerpo repose un par de horas tras las comidas, especialmente después de la cena.

Alegría, ejercicio físico, gusto por el contacto con la naturaleza, alimentación ligera pero nutritiva, son las claves para que el verano sea una experiencia positiva para el cuerpo y para la mente.

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