La semana pasada, sentado en el bosque con mis alumnos, me llamó la atención cómo se habían impuesto los grises. La luz ambiental se había transformado. Por supuesto, se hicieron chistes sobre Las Cincuenta sombras de Grey (novela erótica de E.L. James, Editorial Grijalbo) durante mi lección improvisada sobre la estética visual del bosque. La ocurrencia se transformó en un pequeño proyecto para mis caminatas de la semana pasada: prestar atención y encontrar esas sombras. Así que aquí están, 50 fotografías de variaciones sobre el tema. 

El gris es el más igualitario de los tonos. De hecho, su esencia es que no se trata de un solo color. El gris nos proporciona un eco silenciado de todo el espectro de luz, una versión cambiante del color blanco. Esto contrasta con la tendencia de otros pigmentos –rojos, azules, amarillos– que reflejan sólo una pequeña porción de la luz disponible para ellos.

El gris es un espejo sin pretensiones del mundo y un compañero tranquilo por su parentela amable. Absorbe las metáforas con facilidad, combinando luz y oscuridad: ceniza, plata, plomo, pimienta. Un tono adecuado, por tanto, para las reflexiones/reflejos de invierno.

Feliz Solsticio, compañeros divagadores.