Albahaca, planta altruista

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Aparte de tener infinidad de aplicaciones culinarias, posee extraordinarias propiedades terapéuticas.

En el huerto, estimula el sistema inmunitario del resto de plantas, que crecen más fuertes y vigorosas.

En el contexto social humano, hay personas alegres, simpáticas, de carácter enfático y positivo, que generan buen ambiente. Por el contrario, existen personas egoístas o de carácter oscuro y negativo, que generan tensión, malestar o desasosiego allí donde van. Con las plantas sucede algo similar. Según los estudios sobre alelopatía, existen plantas que se asocian bien con las demás y otras que no dejan desarrollarse a las que crecen a su alrededor. Podríamos hablar de plantas egoístas, que acaparan el territorio y los nutrientes, y de plantas que no solo no compiten por los nutrientes, sino que aportan sustancias beneficiosas y protectoras a sus vecinas.

Sus hojas trituradas y mezcladas con la tierra o sustrato de cultivo de patatas incrementan la cosecha hasta en un 40%

La reina de las plantas positivas y altruistas quizás sea la albahaca. Apreciada por su agradable aroma y sus virtudes culinarias, tradicionalmente los agricultores la plantaban entre los pimientos para evitar los ataques de pulgón. Es imprescindible en todo huerto, balcón y terraza; fácil de cultivar desde inicios de primavera hasta las primeras heladas, pues necesita una buena exposición solar y no tolera el frío intenso.

La albahaca, aparte de infinidad de aplicaciones culinarias, tiene propiedades digestivas, carminativas y antisépticas. Además, se emplea como repelente de mosquitos en puertas y ventanas y evita el ataque de pulgones en el huerto. Suponemos que el efecto anti pulgón no solo se debe al aroma que desprenden sus hojas, sino que posiblemente las secreciones radiculares de ciertas moléculas químicas quizás estimulen el sistema inmunitario y defensivo de las plantas vecinas, por lo que crecen más sanas y vigorosas, siendo menos propensas al ataque de parásitos. Además, sus hojas trituradas y mezcladas con la tierra o sustrato de cultivo de patatas incrementan la cosecha hasta en un 40%.

Cultivo y reproducción

Encotramos un surtido muy grande de variedades de albahaca. Las hay de gran tamaño –más de un metro de altura- y de matitas de apenas 25 cm, de hojas pequeñas, medianas o grandes; de color verde claro, oscuro, moradas, azuladas; con sabor suave, picante, intenso o mentolado; con aroma a limón, a canela e incluso a piña, y con flores blancas o rosadas.

Requiere tierras frescas, ligeras y mullidas, con abundante materia orgánica. Necesita luz en abundancia y sufre con el viento y el frío intensos. Hay que regarla regularmente y mantener la tierra húmeda, aunque para que crezca más sana conviene dejar que la tierra o el sustrato se seque un poco antes de regar de nuevo copiosamente.

Es fácil de conseguir en macetitas listas para el trasplante en viveros y centros de jardinería, pero dadas sus múltiples variedades y la facilidad de reproducción, quizás prefiramos sembrarla en casa. Podemos sembrar las semillas desde el inicio de la primavera y mediados de verano. Cuando las plantitas tienen unos 6 cm, las repicamos en macetitas y las trasplantamos al lugar definitivo cuando enraícen bien o alcancen los 15 cm de altura.

Cuidados y cosecha

Es una planta rústica que no requiere cuidados especiales. Vigilaremos los ataques de babosas y caracoles, a los que les encanta devorar las plantitas tiernas recién brotadas o en sus primeros inicios. Las matas de albahaca de las variedades más grandes,quizás precisen un entutorado de soporte con cañas, a fin de que el peso de las ramas o el viento no las rompa.

Podemos ir cortando hojas y ramas a medida de las necesidades. Cuando empiezan a florecer, podemos cortar ramas enteras y secarlas colgadas en la sombra en un lugar ventilado. Una vez secas, las trituramos y guardamos en botes de cristal. Si deseamos disponer de albahaca fresca para preparar salsa pesto durante todo el año, podemos ir deshojando las ramas y comprimiendo las hojas frescas en cubiteras que guardaremos en el congelador; cuando las precisemos, solo tendremos que descongelar uno o varios cubitos y preparar la salsa con albahaca fresca.