¿Por qué “aprender a bienvivir”?

¿Por qué “aprender a bienvivir”?

23 Abril 2013
0 comentarios

Todos nacemos respirando. Y desde ese momento estamos vivos e iniciamos un camino lleno de etapas que puede ser más o menos largo. A partir de entonces nuestra vida empieza a dar vueltas y nos puede llevar a los más diversos destinos. Venimos al mundo como seres frágiles e indefensos, y a continuación nuestro entorno se hace cargo de nosotros con mejor o peor acierto. Algunos tenemos la suerte de nacer en un hogar cálido y confortable, con unos padres amorosos, otras veces las circunstancias son mucho más difíciles. Entre medio hay todas las infinitas variables que podamos imaginar. ¿Has encontrado ya la tuya?

Partimos hacia delante como soñando. Cuando somos niños, no nos damos mucha cuenta de dónde acaba nuestra vida y dónde empieza la de nuestro entorno, nos creemos que nuestro mundo es el único, que “la realidad” es la que conocemos. También a eso hay infinitas posibilidades de despertar. Más pronto o más tarde, con mayor o menor gozo o dolor, descubrimos otras realidades, otras formas de ver las cosas. Algunos, los menos, lo descubren desde niños, la mayoría en la adolescencia, y todavía muchos adultos viven y mueren sin salir nunca de su burbuja. 

Esa forma nuestra de vivir, la que nos rodea, también tiene todo tipo de matices, cada situación es única, cada familia es única, cada barrio, cada escuela, cada pueblo o ciudad, cada trabajo, cada amigo, cada vecino, cada amor… Nacemos, y tardamos un tiempo en descubrir que las circunstancias que nos arropan no son únicas, sino muchas y variables. Y una vez aquí, nos adaptamos. 

También las formas de adaptación son infinitas. Ante los retos de la vida, el viejo código de enfrentarse o huir toma las más diversas pautas. Poco a poco vamos formando la manera en que preferimos vivir. Sí, todos lo hacemos, incluso aquellos que se creen víctimas de su entorno. Todos creamos la manera en que vivir. O a veces la manera como sobrevivir. ¿Es esa tu opción?

A veces vivimos o sobrevivimos con éxito, incluso podemos llegar a estar bastante cómodos. Pero si queremos realmente estar bien, eso que se dice estar satisfechos y contentos, en un momento u otro de la vida habremos de escoger y comenzar a aprender a Bienvivir. Muchas personas ya lo hacen. En realidad es una opción, una elección, una forma de querer encarar las cosas. Un enfrentarse y dejar de huir, utilizando todos nuestros recursos, descubriendo nuestras fuerzas. Queriendo ser conscientes de quienes somos, cómo somos y cómo es aquello que nos rodea. Queriendo escoger como ha de ser nuestra vida, y construyéndola en el día a día, con todos sus detalles, con todo su color. 

En el blog Aprende a Bienvivir mostraré unas pautas para aquellas personas que han elegido. Para los que quieren una vida más llena de calidad, más plena. Para los que se quieren permitir respirar a pleno pulmón y gozar de cada instante. Independientemente de donde venga cada cual, de qué circunstancias hayan rodeado su nacimiento y su vida hasta ahora. Se trata de apostar por una forma hacer más sana, más gozosa, más auténtica. Son quizás pequeños hábitos, muchos de ellos viejos como la sopa de ajo. Pero son como escalones. Cuando una persona decide irlos adaptando a su existencia, ésta se enriquece, toma nuevas perspectivas que permiten disfrutar más y mejor de esa vida que en su día le fue dada.

Algunas de las pautas que nos llevan a Bienvivir son hábitos, pero no es sólo la elección de uno u otro hábito lo que logra nuestro bienestar, sino lo qué significa esa elección, porqué queremos hacerlo así y no de otra manera. Si nos limitamos a copiar unas recetas, si no pensamos, escogemos, tomamos consciencia -aunque sea durante una décima de segundo- de por qué queremos hacerlo así, de nada nos servirán. Y al mismo tiempo es importante integrar estas pautas, o algunas de ellas, o diseñar las nuestras,  si no queremos seguir viviendo en la inopia, bandeados por lo que nos rodea sin saber cual es nuestro lugar en el mundo. 

Todos tenemos la oportunidad de elegir ¿vivir o Bienvivir? Como decía el joven Hamlet, "¿Ser o no ser?" He ahí el dilema. Tu dilema. Tu solución.